José K. Torturado
Tanto en el fondo como en la forma, la obra de teatro de Javier Ortiz “José K.” -que tuve el gran privilegio de ser uno de los primeros en leer-, es un alegato impresionante contra las perversiones de espíritu que pueden hacer del hombre, demasiadas veces por desgracia, el más feroz de los animales.
Que la misma razón humana capaz de ascender a lo sublime sea también instrumento de crueldad y tortura, que esto haya ocurrido en todos los tiempos y lugares, que siga ocurriendo hoy como algo tan rutinario que ya no escandaliza ni indigna, eso es lo que ha empujado a Javier Ortiz a mirar y hacernos mirar los monstruos que se mueven bajo las apariencias de los individuos y de las masas.
Lo ha hecho con tesón cívico y con perfecto arte literario. Los escenarios necesitan a “José K.”. Nosotros también.Espero que los méritos de su texto, más que las opiniones de quien, como yo, lo he leído con emoción, le abran definitivamente las puertas.
José Saramago
"Un alegato impresionante
contra las perversiones de espíritu
que pueden hacer del hombre
el más feroz de los animales"
Asistí a unas conferencias invitada por la Asociación Contra la Tortura, en Madrid, corría el año 2005 aproximadamente. Uno de los ponentes era Javier Ortiz, su intervención leída, como buen tímido, nos planteaba el siguiente dilema: Un terrorista, José K., hará estallar una bomba en la Gran Plaza llena de gente.
Es detenido. Tienen una hora para que la bomba estalle. Deciden torturarlo para sacarle información. ¿Es lícita la tortura en este caso y evitar así la masacre?
Silencio en la sala. Incómoda agitación entre el público. Gente levantándose de la butaca, dejando con la palabra en la boca al autor y cabreada.
¿Qué tiene José K. para producir tal sacudida en nuestra modorra existencial?
Entonces pensé en teatro.
Gracias al Festival Temporada Alta, José K. pisará, al fin, el escenario.
En tan largo recorrido, he perdido a Javier Ortiz, a Saramago y a mi padre, tres hombres buenos que me enseñaron a no cerrar los ojos. Gracias a ellos, a todo el equipo técnico, artístico, y gracias sobre todo a Carles Alfaro, hoy asistimos a este milagro escénico.
Sandra Toral
|